Hessel nació en Berlín, aunque a los siete años ya fue a vivir a París.
Se puede decir de él, que se trata de uno de los personajes vivos que existe actualmente que tendrá una mayor trascendencia una vez abandone este planeta.
Miembro de la Resistencia francesa, fue apresado por la Gestapo en 1944, y escapó de una muerte segura en el campo de concentración de Buchenwald al cambiar su identidad por la de otro preso.
En 1948 participó en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, siendo actualmente el único redactor vivo.
La obra es un alegato a la rebelión pacífica. Puede sonar contradictorio, pero nada más lejos de la realidad. El autor que ha vivido innumerables aconticimientos históricos, ve, cómo la sociedad actual se encuentra aletargada, sin unos ideales, sin unos valores, sin ganas de luchar por cambiar la situación.
En definitiva es un alegato contra la indeferencia. No dejarnos llevar por la sociedad en la que vivimos como si fuese la única opción viable. Nos invita a la reflexión, a la insurrección pacifista, a no ser meros espectadores del juego de la vida real, sino a ser actores principales, a ser los que marquemos el devenir de nuestro futuro.
Recomendable totalmente, tanto si ideológicamente se está a favor o en contra, puesto que leyendo semejantes reflexiones de una persona de casi 94 años que se encuentra en el ocaso de su vida, nos puede transmitir ideas, valores, que nos hagan despertar de este sueño en el que vivimos.
